En esta serie de cuatro artículos nos ahondaremos en las profundas enseñanzas que contiene la sura 18 del Corán, descubriendo las enseñanzas prácticas y profundas que aporta a nuestra vida.
En este artículo vamos a reflexionar sobre una hermosa sura del Sagrado Corán, la número 18, llamada Surat Al-Kahf o “sura de la caverna” o la cueva, para tratar de entender por qué es Sunnah que la leamos todos los viernes y reflexionemos sobre sus enseñanzas con tanta asiduidad.
Esta importante sura descendió en La Meca, y se registran en la Sunnah distintos hadices que hablan sobre sus virtudes.
Abu Saíd Al Judri narró que el Mensajero de Al-lah (que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) dijo: “Quien recite Surat ul Kahf será luz para él desde su hogar hasta La Meca; y quien recite las últimas aleyas y luego apareciese el Anticristo, no podrá ser engañado” (registrado por At-Tabarani y Al Hakim).
En otra narración dice: “Quien recite Surat ul Kahf el día viernes irradiará luz entre un viernes y el otro”.
El Profeta (que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) dijo: “Quien memorice las diez primeras aleyas de Surat ul Kahf será preservado de la sedición del Falso Mesías (Ad- Dayyal)” (registrado por Ahmad, Abu Daud, At-Tirmidi y An-Nasái de Abu Dardá).
Abu Dardá (que Al-lah esté complacido con él) narró que el Mensajero de Al-lah (que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) dijo: “Quien recite las diez últimas aleyas de Surat ul Kahf será protegido de la sedición del Anticristo” (registrado por Ahmad y Muslim).
Esta grandiosa sura relata cuatro historias, cada una de las cuales nos advierte sobre una tentación, mismas que nos acompañan a todos a lo largo de la vida.
Estas cuatro tentaciones son:
- La tentación de perder la religión y la espiritualidad, relatada en la historia de los jóvenes de la caverna.
- La tentación del dinero, relatada en la historia de las dos fincas.
- La tentación de creerse sabio, relatada en la historia del Profeta Moisés con el Jidr.
- La tentación del poder, relatada en la historia de Dhul Qarnein.
Estas cuatro tentaciones afectan severamente al ser humano durante su vida, y por eso vamos a reflexionar sobre las enseñanzas de cada una de estas historias en un artículo.
La tentación de perder la religión y la espiritualidad
La primera historia que Al-lah nos narra en esta sura, es la historia de unos jóvenes que vivían en una sociedad politeísta, que adoraba ídolos visibles e invisibles en lugar de adorar y servir únicamente a Al-lah, una sociedad donde se practicaban muchas injusticias.
{Recuerda cuando los jóvenes se refugiaron en la caverna y dijeron: “¡Señor nuestro! Acógenos en Tu misericordia y concédenos que nuestra situación se solucione correctamente”} (Corán 18:10).
Estos jóvenes rápidamente se dieron cuenta de que su sociedad, fascista, totalitarista y opresiva no les iba a permitir cambiar su creencia y mostrarla abiertamente a la sociedad, combatiendo las estructuras que garantizaban la opresión de los más débiles, sino que los perseguiría, los encarcelaría, los torturaría y posiblemente los matarían si no conseguían convencerlos de regresar a la idolatría y de no atentar contra el estatus quo establecido en la sociedad.
{Si se enteran de nuestra presencia nos apedrearán o nos obligarán a regresar a su religión, y si eso sucede jamás estaremos entre los que alcancen el triunfo [en el más allá]} (Corán 18:20).
Los exégetas del Corán mencionan distintas interpretaciones sobre la identidad de estos jóvenes creyentes. Una de las versiones es que se trataría de un grupo de judíos, de los siglos inmediatamente anteriores o posteriores al advenimiento de Jesús: la Hermandad de los Esenios, y en particular a una de sus ramas, que tenía su asentamiento en las inmediaciones del mar Muerto, apartada de la sociedad, y a la que se ha dado, a raíz del descubrimiento de los Rollos del mar Muerto, el nombre de “la comunidad de Qumrán”.
Para proteger su creencia, estos jóvenes se escondieron en una caverna; y al dormirse por el cansancio del viaje, Al-lah milagrosamente los hizo dormir 300 años solares o 309 años lunares.
Al despertar, los jóvenes, ignorando que habían estado dormidos durante tanto tiempo, enviaron a uno de ellos a la ciudad a comprar alimentos, y fue entonces cuando todo salió a la luz y se hizo evidente el milagro, ya que se había formado en esa sociedad una leyenda sobre esos jóvenes que habían desaparecido.
{Pero hice que los descubrieran para que supieran que la promesa de Dios es verdadera, y que la Hora del Juicio es indubitable [y luego los hice morir]. Fue entonces cuando los habitantes del pueblo discutieron acerca de ellos. Algunos dijeron: “Construyan una pared que bloquee la entrada de la cueva, pues solo Dios sabe la verdad sobre ellos”. Pero aquellos cuya opinión prevaleció dijeron: “Construyamos sobre ellos un oratorio”} (Corán 18:21).
La enseñanza central de esta historia es que, para proteger nuestra creencia y espiritualidad, debemos rodearnos de buenas compañías, estudiar el conocimiento, recordar la otra vida y alejarnos de aquello que pueda dañar nuestra religiosidad. Por eso, Al-lah termina esta historia con las siguientes palabras:
{Recita lo que se te ha revelado del Libro de tu Señor. No hay quien pueda tergiversar Sus palabras, y no encontrarás protector fuera de Él. Reúnete con quienes invocan a su Señor por la mañana y por la tarde anhelando Su rostro. No te apartes de ellos buscando el encanto de la vida mundanal. No obedezcas a aquel cuyo corazón se ha olvidado de recordarme, sigue sus pasiones y actúa con negligencia. Diles: “La verdad proviene de su Señor. Quien quiera que crea, y quien no quiera que no lo haga”} (Corán 18: 27-29).
Estas enseñanzas son especialmente relevantes para los nuevos musulmanes quienes, luego de hacer su testimonio de fe, deben buscar un buen grupo de hermanos/as que los ayude a aprender más sobre el Islam y a ponerlo en práctica de manera adecuada.
Quiera Al-lah hacernos de aquellos que se benefician con el conocimiento y lo ponen en práctica en sus vidas.
Hermanos y hermanas, pidan paz y bendiciones por el Profeta Muhammad, tal como Dios lo menciona en el Corán:
{Ciertamente Al-lah y Sus ángeles bendicen al Profeta. ¡Oh, creyentes! Pidan bendiciones y paz por él} (Corán 33:56).
En los próximos artículos, seguiremos desvelando los secretos escondidos en las maravillosas historias que nos cuenta Al-lah a través de Surat ul Kahf.
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