El oro y la plata han sido los pilares de las economías del mundo y de los sistemas de almacenamiento de riqueza desde los primeros tiempos. Incluso después de la llegada del sistema de trueque, los hombres solían comerciar sus mercancías calculando su valor en oro o plata. Cuando las monedas fueron introducidas en los sistemas, se hicieron inicialmente de oro y de plata.
A su debido tiempo, los bancos vieron la luz y emitieron recibos en papel equivalentes al valor del oro o la plata depositados en ellos. Estos recibos fueron los precursores del papel moneda que utilizamos en la actualidad. Aunque en los tiempos modernos este papel moneda no tiene valor intrínseco, su aceptación originalmente dependía de que estuviera respaldado por oro o plata. Por ejemplo, en los primeros billetes de cinco dólares estaba impreso: “Cinco dólares de plata”, prometiendo pagar esa cantidad de plata a cambio de dicha nota de divisa (billete).
Los billetes de diferentes países representaban una cantidad en oro o en plata igual al valor indicado en la moneda. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914, Inglaterra decidió retirar el oro de la circulación interna y otros países rompieron también el vínculo con el oro. Los Estados Unidos mantuvieron, sin embargo, el vínculo con el oro, y después de la Segunda Guerra Mundial el dólar estadounidense remplazó a la libra esterlina como la moneda mundial clave.
Otros países fijaban sus tasas de cambio frente al dólar, cuyo valor se mantuvo definido en términos de oro. A comienzos de la década de 1970, el sistema de tipos de cambio fijos comenzó a desmoronarse como consecuencia de la creciente inflación mundial. Tentado por la promesa de beneficios extraordinarios y beneficios sorprendentes, Estados Unidos abandonó el vínculo del dólar con el oro en 1971.
En el momento en que se introdujo el papel moneda, el sistema se hizo propenso a actividades fraudulentas. Ya que nadie sabía cuánto oro o plata tenía un banco en sus bóvedas, era fácil para este estafar al público imprimiendo tantos billetes como quisieran. Esto, de hecho, se convirtió en una necesidad para la supervivencia del sistema basado en intereses (Riba).
Eventualmente, esto se convirtió en monopolio de los gobiernos, lo que dio la falsa noción de que ellos estaban imprimiendo dinero en representación del oro y la plata que tenían en sus tesoros. La gente continuó creyendo que el gobierno tenía el menos algo como seguro para el dinero que imprimía.
Esto llegó a su fin con la introducción del dinero fiduciario en 1971. La moneda fiduciaria o dinero fiduciario es dinero cuyo valor no deriva de ningún valor o garantía intrínsecos que puedan ser convertidos en una mercancía valiosa, como el oro. En su lugar, solo tiene valor por la promesa de pago de la entidad emisora (fiducia).
Así surgió la situación en la que los gobiernos pudieron imprimir tanto dinero como querían, la moneda se hizo moneda solo porque el gobierno decía que era moneda. Esta introducción del dinero fiduciario puede ser considerada la razón principal de la reciente crisis financiera en todo el mundo (y cuando decimos que la proliferación de dinero sin valor y el sistema basado en intereses son las causas primarias de la actual crisis financiera mundial, el capitalismo mismo se convierte en el verdadero acusado).
Cuando tenemos en cuenta la realidad de que este derecho a acuñar la moneda corriente ha sido entregado por los políticos a los intereses de la banca privada en el mundo (por ejemplo, la Reserva Federal en los Estados Unidos, que es tan federal como Federal Express), podemos ver las causas de la crisis económica global actual y la influencia excesiva de unos cuantos banqueros sobre los políticos y, por lo tanto, sobre la nación.
Cuando esa nación es los Estados Unidos, tal influencia es global. Virtualmente, el mundo entero ha vinculado su moneda con el dólar. Agencias como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), controladas por Estados Unidos, dan préstamos a los denominados países del “tercer mundo” solo en dólares. A estas naciones se les ha permitido imprimir moneda solo de acuerdo al crecimiento de su PIB (Producto Interno Bruto). Pero no es así en los Estados Unidos. Esta nación puede imprimir moneda sin esas limitantes. Ha continuado imprimiendo dólares en abundancia y prestándolos a otras naciones. En consecuencia, extensas regiones del mundo se han puesto en deuda con Estados Unidos. Esto ha conducido directamente a la evolución de un orden mundial dominado por Estados Unidos.
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