“¡Lee!”, ordenó el ángel Yibríl (Gabriel) a Muhammad (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) un día mientras estaba orando en la cueva de Hira. El Profeta respondió: “No sé leer”. Dijo el Profeta: “El ángel me tomó (por la fuerza) y me apretó tan duro que no pude soportarlo por más tiempo. Entonces me soltó de nuevo me pidió que leyera y yo respondí: ‘No sé leer’. Así es como me tomó de nuevo y me apretó una segunda vez hasta que no puede soportarlo más. Entonces me soltó y de nuevo me pidió que leyera, pero de nuevo respondí: ‘No sé leer (o ¿qué debiera leer?)’. Así es como me tomó por tercera vez y me apretó, y entonces me soltó y dijo: ‘Lee en el nombre de tu Señor, Quien ha creado (todo cuanto existe) y ha creado al hombre de una célula embrionaria’” [Corán 96:1-2] (Bujari).
Todos conocemos este famoso hadiz y lo hemos leído numerosas veces. Cuenta muy vívidamente la historia de la primera aya que le fue revelada al Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él). Vino como una orden muy sencilla: “¡Lee!”. La orden en lengua árabe, ¡Iqra!, significa recitar o leer (un texto). Al-lah sabe que las obligaciones y los requerimientos son difíciles para la humanidad; por ello, Al-lah quiso presentar la primera revelación no como una carga o una imposición, sino como un simple compromiso con Él a través de esta recitación o lectura de Su Texto revelado.
Al-lah nos ordena leer el Corán porque el Corán es luz (nur), sanación (shifá), y misericordia (rahma). Al-lah dice en la sura Al Isrá: {Y enviamos el Corán como una cura y una misericordia para los creyentes…} [Corán 17:82].
Los beneficios de leer el Corán son muchos y alcanzamos la misericordia divina con tan solo escucharlo. Al-lah dice en la sura Al Araf: {Y cuando el Corán sea recitado ¡escuchen atentamente y guarden silencio para que se les tenga misericordia} [Corán 7:204].
Entonces, ¿por qué fue revelado el Corán? El Corán fue revelado como una guía para la humanidad; fue revelado como un manual de vida, y lo deberíamos usar como tal. El Sagrado Corán no debería ser solo un libro estacionado en el estante superior de nuestra biblioteca, recolectando polvo hasta que alguien enferma. No debería ser ese libro que solo se saca y se aprecia cuando alguien fallece. Deberíamos vivir con ese libro y hacerlo parte de nuestra vida cotidiana. Deberíamos consultarlo para encontrar guía, confort, esperanza y seguridad. No es coincidencia que Al-lah diga en el Corán: {Verdaderamente, en el recuerdo de Dios, los corazones encuentran sosiego} [Corán 13:28].
Ibn Kazir escribió en su Tasfir en cuanto a porqué fue revelado el Corán: “Así como Al-lah hace que el Corán devuelva la vida a los corazones que estaban muertos de incredulidad, también trae de vuelta a la vida la tierra después de haber muerto, enviando agua del cielo”.
El estilo en el que está escrito el Corán es en sí y como tal un milagro. En el tiempo del Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él), los árabes eran magníficos poetas. Componían poesía y discursos y competían entre ellos. Incluso hasta hoy en día la poesía árabe es admirada y analizada, la gente aún se asombra de su magnificencia. El Corán fue revelado en ese tiempo para servir como un milagro ante la humanidad, y se mantendrá sin modificaciones hasta el final de los tiempos. También sirvió como milagro para el Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él), puesto que fue él, un huérfano iletrado, el elegido para transmitir este mensaje lingüísticamente impecable para la humanidad.
Los temas que el Corán aborda incluyen la creación, la doctrina religiosa, la ley civil y la criminalística, la gente del Libro, los valores sociales, la moral, la confirmación o la corrección de la historia, afirmaciones de la ciencia, historias de los profetas del pasado, y la lista continúa. El Corán en ocasiones repite ciertos versos y temas, modela los temas que relata, y suele relatar narrativas de manera condensada. Hay dos razones de esta característica. Primero, sirve como propósito lingüístico y es una de las poderosas técnicas de retórica de la lengua árabe clásica. En segundo lugar, nombrar repetidamente un concepto confiere un ángulo distinto al mismo tema. Así, todos los temas en el Corán, sin importar qué tan variados sean, están envueltos en un concepto común que se desarrolla a lo largo de todo el libro: todas las formas de adoración distintas y paralelas a las de Dios Altísimo, son falsas; y la obediencia a Él y a Sus profetas es obligatoria.
Entonces, ya sea que el Corán esté informando sobre las propiedades sanadoras de la miel o sobre la vida del Profeta Moisés, el tema en particular no tiene un fin en sí, sino que cada uno está relacionado de uno u otro modo al mensaje central: la unidad de Dios y la unidad del mensaje profético. Así es como, independientemente del tema en cuestión, siempre hay un referente que devuelve el diálogo a este tema central.
Entonces, ¿por qué he llamado a este artículo “El Corán: Mi mejor amigo”?
Generalmente, los amigos te retroalimentan de algún modo, o te ofrecen regalos o te ayudan de alguna manera. Algunos de los no tan obvios beneficios que se obtienen al leer el Corán es que este intercederá por nosotros tanto en nuestra tumba como en el Día del Juicio. Fue reportado en un hadiz narrado por Muslim, que el Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) dijo: “Lean el Corán, pues verdaderamente vendrá en el Día del Juicio como un intercesor para sus compañeros” (Muslim).
El Corán también elevará niveles en el Paraíso. Fue reportado por Abdulá Ibn Amr Ibn Al Aas, quien oyó decir al Profeta: “Le será dicho al compañero del Corán: ‘Lee y elévate (a través de los niveles del Paraíso y embellece tu voz como cuando solías hacerlo en la dunia. Puesto que verdaderamente, tu posición en el Paraíso estará en el último verso que recites’” (Abu Dawud).
Además, se reciben recompensas con cada letra recitada. Fue reportado en un hadiz auténtico transmitido por Tirmidhi, que el Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) dijo: “Quienquiera que lea una letra del Corán tendrá una recompensa. Y esa recompensa será multiplicada por diez. No estoy diciendo que Alif, Lam, Mim, sea una letra. Sino que Alif es una letra, Lam es una letra, y Mim es una letra” (Tirmidhi).
Por último, aunque con seguridad aquí no terminan las bendiciones, el Corán se convertirá en nuestro modo de vida. Muchos de nosotros hemos leído el hadiz que describe el carácter del Profeta: “Su carácter era el Corán” (Muslim).
Pero, ¿qué significa esto realmente?
Todos sabemos que el Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) fue escogido por Al-lah y que era lo mejor de la creación, puesto que poseía todas las nobles cualidades que el Corán predica: honestidad, integridad, valentía y generosidad, solo por nombrar algunas. Era conocido como “el honesto” y como “el íntegro” o “el digno de confianza” incluso desde mucho antes de que le fuera confiada la profecía. Entonces, si pasamos tiempo junto al Corán, también podemos adquirir cualidades como las de nuestro Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él).
Para ilustrar esto de otro modo, tomemos el ejemplo de niños salvajes, niños educados por animales. Nunca conocieron humanos cuando eran pequeños ni al crecer, y solo conocían a los animales que los criaron. Así es que, con el tiempo y consecuentemente, se volvieron como ellos: comían como ellos, hacían sonidos como ellos y posiblemente hasta caminaban en cuatro patas como ellos. Y cuando fueron reunidos con humanos después de años de dicha interacción con animales, no sabían cómo interactuar o comunicarse con los humanos, ni siquiera sentarse con ellos, muchos se sentían asustados e intentaron huir. Los niños salvajes habían adoptado las características de los animales con los que habían pasado el tiempo.
Ahora imaginemos a alguien que quede aislado la mayor parte de su vida y que sea “criado” únicamente por el Corán como su única fuente de información y referencia de vida, y como su única fuente de guía para interactuar con su entorno. ¿Cómo se esperaría que fuera el comportamiento de esa persona?
Si sacrificamos algo de nuestro tiempo junto al Corán para leerlo con nuestros corazones, también nosotros podemos ser gente del Corán, con las correspondientes nobles características que proyecta. Pensaremos dos veces antes decir una mentira o intentar hacer trampa en un examen. Recordaremos que ese compañero con el que hemos pasado tanto de nuestro tiempo nos dice que no debemos hacer esas cosas y nos haremos mejores personas como resultado de la compañía del Corán. Si leemos el Corán solo con nuestra lengua, encontraremos una constante repetición; pero si lo leemos con el corazón, encontraremos profundidad y sabiduría.
Del mismo modo en que las novelas nos transportan a tierras encantadas y hacen volar nuestra imaginación, el Corán también puede y debería causarnos este efecto y mucho más. Los beneficios de leer el Corán son enormes y el placer que se obtiene de tan simple tarea es increíble. Con la rápida llegada del mes de Ramadán, hagamos todos un sincero esfuerzo para crear una estrecha relación con el Corán.
Empiece llevándolo a la escuela, al trabajo o incluso en el bus. Si saca un tiempo para el Corán del mismo modo en que saca tiempo para su familia y amistades, verá llegar abundantes bendiciones. El Corán se convertirá en su amigo también.
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