Reflexiones coránicas: Sobre justicia, igualdad y feminismo (parte 1 de 2)

El Islam es justicia, igualdad y equidad

En este tafákur o “reflexión” sobre el Corán, exploraremos las enseñanzas islámicas sobre justicia: su significado, su lugar en nuestra religión, cómo permea toda la Sharía, y las graves consecuencias que sufren las naciones y sociedades cuando la justicia es ignorada o lanzada al viento. De hecho, como veremos, el estado actual del mundo musulmán se debe en mucho a la falta de justicia. En cuanto a los asuntos mundanos, la ayuda de Al‑lah está con las sociedades justas, incluso si no son musulmanas, más que con sociedades que carecen de justicia, aún si son musulmanas. Esta reflexión también contrastará la noción de justicia con la de igualdad, y tocará la visión del “feminismo islámico”. A continuación, cito la aleya coránica sobre la que girarán estas reflexiones:

{¡Oh, creyentes! Sean responsables con [los preceptos de] Dios. Sean justos cuando den testimonio. Que el rencor que sienten no les conduzca a obrar injustamente. Sean justos y equitativos, porque eso es lo más cercano a la piedad. Y tengan temor de Dios, porque Dios está bien informado de lo que hacen} [Corán 5:8].

Reflexiones sobre la aleya

  1. Este versículo viene después de la aleya en la que Al‑lah le ordena al musulmán: {Que el descontento que tengan hacia quienes les impedían el acceso a la Mezquita Sagrada no los lleve a transgredir [la ley], sino que cooperen con ellos a obrar el bien e impedir el mal} [Corán 5:2].

Aquí se les dice a los creyentes que se refrenen y no tomen represalias, ni siquiera contra aquellos que les prohibieron visitar la Kaaba en La Meca, en especial durante el año conocido como “el año de Judaibia”. Es innegable que este es un nivel de autocontrol, moderación y tolerancia muy elevado, y allí los elevó la Revelación. Pero la aleya sobre la que estamos meditando exige un estándar todavía más elevado, pues mientras la aleya [5:2] requiere reinar sobre los sentimientos de venganza y retaliación, la otra [5:8] requiere mantener la justicia hacia uno y hacia todos, incluso cuando hay enemistad o animosidad. La aleya [5:2] exige un autocontrol pasivo, la segunda [5:8] el establecimiento proactivo de justicia, incluso hacia aquellos que son hostiles y beligerantes con los creyentes. Tal es el compromiso del Islam para con la justicia.

  1. La insistencia del Corán en la justicia puede encontrarse en muchas aleyas, como la siguiente: {Dios les ordena que restituyan a sus dueños originales lo que se les haya confiado, y que cuando juzguen entre las personas lo hagan con equidad}[Corán 4:58].

En otro versículo, se nos advierte que no debemos desviarnos de las exigencias de la justicia, ni siquiera por la familia, ni por conveniencias financieras, sociales o personales ni mucho menos por el mero deseo: {¡Oh, creyentes! Sean responsablemente equitativos cuando den testimonio por Dios, aunque sea en contra de ustedes mismos, de sus padres o parientes cercanos, no importa si [el acusado es] rico o pobre: Dios está por encima de ellos. Que los sentimientos no los hagan ser injustos} [Corán 4:135]; y: {Sean justos, que Dios ama a quienes establecen justicia} [Corán 49:9].

Tal es la virtud de la justicia, que aquellos que actúan con justicia son admitidos en el maqam al mahbubiya (la estación de ser amado por Al‑lah) y en el Más Allá “estarán con Al‑lah, sentados en tronos de luz a la diestra del Misericordioso”[1].

  1. Antes de continuar, hagamos una pausa para considerar lo que nosotros entendemos por “justicia”. El término árabe para justicia, ádl, prácticamente transmite el mismo significado que representa en español: justicia, equidad, rectitud, igualdad, balance, equilibrio[2]. Otra forma de entender la justicia es contrastarla con su opuesto, la injusticia. Los árabes dicen:“Bi didiha tatabayanu al ashiá” (las cosas se aclaran por su opuesto). La palabra árabe para injusticia es zulm, que los lexicógrafos árabes definen como: “Wad ash-shai fi gairi maudihi (poner algo en un lugar distinto al que le corresponde)[3]. Es decir, que justicia es darle a cada cosa lo que le corresponde: su lugar debido, su tiempo debido, su medida debida.
  2. Dirigiéndose a la gente de Imán (fe), dice Al‑lah: {¡Oh, creyentes! Sean responsables con [los preceptos de] Dios. Sean justos cuando den testimonio} [Corán 5:8].

Esto es casi idéntico a lo que nos dice en otra aleya: {¡Oh, creyentes! Sean responsablemente equitativos cuando den testimonio por Dios} [Corán 4:135].

La única diferencia entre esta aleya y la aleya 5:8 es un ligero cambio en el orden de las palabras. En 4:135 la palabra quist (justicia, equidad) está ubicada al inicio del versículo, mientras que en 5:8 está ubicada hacia el final. Esta sutil distinción fue explicada por algunos eruditos de la siguiente manera:

Hay dos causas por las que alguien se desvía de los dictados de justicia y equidad, y cae en la injusticia y la opresión. La primera es una inclinación hacia sí mismo, su familia o sus amigos. La otra es una enemistad hacia alguien. La aleya 4:135 se dirige a la primera, mientras que la otra aborda la segunda. Así, después de ordenar que seamos justos, 4:135 especifica: {Aunque sea en contra de ustedes mismos, de sus padres o parientes cercanos, no importa si [el acusado es] rico o pobre}. Mientras que 5:8 insiste: {Que el rencor que sienten no los conduzca a obrar injustamente}.

La esencia de 4:135 es que uno nunca debe ponerse de parte de uno mismo, su familia, sus parientes o sus amigos, si ello significa ser injusto. En otras palabras, si ellos se oponen a la justicia, uno debe estar del lado de la justicia y oponerse a ellos. La esencia de 5:8 es que uno jamás debe permitir que la animosidad o la mala voluntad contra la gente sea causal de que uno se comporte injustamente o viole sus derechos. En 4:135, {sean responsablemente equitativos} es lo primero, de manera que nadie pueda pensar que, si se pone de lado de sus propios intereses, los de su familia o parientes, por encima de la justicia, está manteniendo los lazos familiares y de ese modo está obedeciendo a Al‑lah. ¡Por supuesto que no es así! Por el contrario, 5:8 comienza con {sean responsables con [los preceptos de] Dios}, para que los sentimientos de venganza y retaliación sean guiados y regulados por los mandatos de Al‑lah, y así no se cometan injusticias, ni siquiera contra un enemigo[4].

  1. Algunas de las ramificaciones del llamado del Corán a la justicia, pueden verse en los siguientes hadices:

An-Numan Ibn Bashir reportó cómo una vez le dio un regalo a uno de sus hijos, pero su esposa dijo que no lo aceptaría a menos que el Profeta fuera testigo de ello. Así que fue con el Profeta para pedirle que lo atestiguara. El Profeta le preguntó: “¿Les diste regalos a todos tus hijos?”. An-Numan respondió que no, entonces el Profeta dijo: “Teme a Al‑lah y trata a tus hijos con justicia”, luego agregó: “No doy testimonio de la injusticia”[5].

De modo que mostrar favoritismo hacia un hijo sobre el otro es considerado una injusticia (zulm) y, por lo tanto, es detestable en el Islam, debido a los daños psicológicos, el resentimiento o los malos sentimientos que a menudo genera. El Profeta dijo que Al‑lah dijo: “¡Siervos míos! Me he prohibido la injusticia a Mí mismo, y la he prohibido entre ustedes, así que no cometan injusticia unos con otros”[6].

También está el hadiz: “Presten atención a las súplicas de los oprimidos, aunque sean incrédulos, pues no hay velo entre ellas [sus súplicas] y Al‑lah”[7].

  1. Como dice el dicho, la justicia debe ser ciega. No puede haber ningún favoritismo, tribalismo ni partidismo, excepto con la verdad. Como ya hemos visto, debemos estar del lado de la justicia, sea que esta esté de parte de un amigo o de un enemigo. Y así como el Corán prohíbe la injusticia hacia los no musulmanes hostiles, la prohíbe también hacia los hermanos musulmanes que sean pecadores o abiertamente innovadores. Ibn Taimia señaló:

Los principales eruditos de ahlus sunna wal yamáa, y la gente de conocimiento y de fe, tienen en ellos conocimiento, justicia y compasión. Conocen la verdad de acuerdo con la guía profética. Actúan de manera justa con aquellos que se alejan de ella [de la ortodoxia], incluso si han sido agraviados, tal como Al‑lah, el Altísimo, dice: {¡Oh, creyentes! Sean responsables con [los preceptos de] Dios. Sean justos cuando den testimonio. Que el rencor que sienten no los conduzca a obrar injustamente. Sean justos y equitativos, porque eso es lo más cercano a la piedad. Y tengan temor de Dios, porque Dios está bien informado de lo que hacen}. Ellos muestran misericordia hacia los demás, les desean el bien, la guía y el conocimiento. No tienen la intención de hacerles daño en primera instancia. Pero si tienen que traerlos al libro, es solo para aclararles su error, su ignorancia o su mal proceder. Su intención es aclarar la verdad, mostrar misericordia hacia los demás, difundir el bien y prohibir el mal, de modo que la religión es puramente para Al‑lah y la Palabra Divina se hace suprema[8].

Así que nuestra dawa debe ser correctiva, en otras palabras, nuestra enseñanza y nuestro alcance deben implicar la aclaración y la defensa de las verdades reveladas contra las dudas, distorsiones, invenciones e interpretaciones sin fundamento. Esto solo puede ser llevado a cabo con intenciones correctas, conocimiento experimentado, justicia, equilibrio y proporcionalidad, valor, compasión y misericordia, y buscando el bienestar de la gente. Cualquier otra cosa implicará ignorancia, injusticia y el seguimiento de falsos deseos.

  1. El Imam Ibn Al Qaiem, explicando la esencia y naturaleza inherente de la ley religiosa islámica o Sharía, revela que la justicia es su rango esencial. Explica: “De hecho, [Al‑lah] el Trascendente, ha aclarado en la Sharía que Él ha legislado, que su propósito es: establecer la justicia y la equidad entre Sus siervos. Por lo tanto, cualquier medio a través del cual se obtiene la justicia y la equidad es parte de la Sharía y nunca puede estar en oposición a ella”[9].

En otra parte, escribe: “La Sharía se basa y está construida sobre la sabiduría y [asegurar] el bienestar público, tanto en esta vida como en la próxima. Es justicia en su totalidad, misericordia en su totalidad, bienestar en su totalidad, y sabiduría en su totalidad. Cualquier asunto que se aleje de la justicia hacia la injusticia, de la misericordia hacia su opuesto, del bienestar público hacia la corrupción, o de la sabiduría hacia la estupidez, no puede ser parte de la Sharía, aún si se dice que es así[10].

  1. Al hablar de justicia, muchos musulmanes bien intencionados están inconscientemente secularizados. Su discurso a menudo está marcado por no comprender la esencia coránica de la justicia (poner una cosa en su lugar legítimo, darles a las cosas lo que les es debido). Esto requiere conocimiento sobre el valor y la medida de las cosas como el Islam se los asigna, para darles lo que les corresponde. Ibn Al Qaiem continúa: “Por lo tanto, el conocimiento y la justicia son la raíz de todo bien, mientras que la injusticia y la ignorancia son la raíz de todo mal”[11].

Pero hablando más desde un enfoque publicitario del Islam que de uno basado en la Escritura o bien estudiado, equivocadamente equiparan justicia (adl) con igualdad (musawa). Esto, sin embargo, no es la historia del Islam. Por supuesto que ambas se superponen en algunas áreas, pero el Corán está expresado en el idioma de la justicia, no de la igualdad. Describir al Islam como “igualitario” o afirmar que defiende la “igualdad”, es ceder a un reduccionismo excesivo. Además, los dos conceptos (igualitarismo e igualdad) no son sinónimos. Pues, mientras algunas aleyas coránicas tienen un temperamento igualitario, otras aleyas[12] insisten en la diferencia, la distinción y la disparidad en la creación de Al‑lah. Al hablar de los incrédulos que han transgredido contra sus propias almas debido a su incredulidad, el Corán hace esta pregunta retórica: {¿Acaso el creyente y el pecador son iguales? No lo son} [32:18]; y: {No se equiparan los compañeros del Infierno con los compañeros del Paraíso. Los compañeros del Paraíso son los que triunfan} [59:20].

Subrayando la calidad por sobre la cantidad, el Corán afirma: {Di: “No se puede equiparar lo malo y lo bueno, así que no te dejes engañar por la abundancia de lo malo”} [5:100]; {¿Acaso son iguales los que tienen conocimiento y los que no tienen conocimiento?} [39:9].

Luego hay aleyas que tratan de los roles, funciones y naturalezas de los géneros: {No es lo mismo una mujer que un varón} [Corán 3:36]. Y: {Los hombres son responsables del cuidado de las mujeres debido a las diferencias [físicas] que Dios ha puesto entre ellos, y por su obligación de mantenerlas con sus bienes materiales. Las mujeres piadosas e íntegras obedecen a Dios y en ausencia de su marido se mantienen fieles, tal como Dios manda} [Corán 4:34].

Y finalmente, debido a que los hombres en el Islam están legalmente obligados a gastar de su riqueza para mantener a su familia y al hogar, en tanto que las mujeres no tienen esa carga financiera, hay esta aleya: {Dios prescribe respecto a [la herencia de] sus hijos: Al varón le corresponde lo mismo que a dos mujeres} [Corán 4:11].

Todo esto nos dice que el Corán habla de justicia y equidad, no de la vaga construcción social de igualdad.

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[1] Múslim, no. 4493.

[2] Cf. Lane, Arabic-English Lexicon (Cambridge: Islamic Texts Society, 2003), 2:1972-75.

[3] Al-Raghib As-Asbahani, Mufradat Alfaz Al Qur’an (Beirut: Dar Al Qalam, 2002), 537; bajo la entrada: z-l-m.

[4] Véase: Mufti Muhammad Shafi’, Ma‘arif Al Qur’an (Karachi: Idarat Al Ma‘arif, 2008), 3:68-9, incluido como parte de su comentario sobre el trato de Abu Hayyan Al Andalusi, Tafsir Al Bahr Al Muhit (Beirut: Dar Al Kutub Al ‘Ilmiyyah, 1993), 3:454-55.

[5] Bujari, no. 2587; Múslim, no. 1623.

[6] Múslim, no. 2577.

[7] Áhmad, Musnad, no. 12510. Clasificado hasan por Al Albani, Silsilat Al Ahadith As-Sahihah (Beirut: Al Maktab Al Islami, 1985), no.767.

[8] Al Istighathah fi’l-Radd ‘ala’l-Bakri (Riad: Maktabah Dar Al Minhaj, 2005), 251.

[9] At-Turuq Al Hukmiyyah (La Meca: Dar ‘Alam Al Fawa’id, 2007), 31.

[10] I‘lam Al Muwaqqi‘in (Riad: Dar Ibn Al Jawzi, 2002), 4:337.

[11] Madarij As-Salikin (Riad: Dar Taybah, 2008), 4:556.

[12] Véase: Corán 4:1 sobre el origen de la humanidad de una sola alma; 3:195, 16:97, 33:35 sobre la igualdad espiritual y moral de ambos sexos; 4:32 sobre que los hombres no tienen derecho a tomar el dinero que las mujeres ganen; y 17:70 sobre la dignidad intrínseca de cada ser humano, independientemente de su credo o color.