Galletas con chispas de chocolate y la sura Al Kahf

Mientras estábamos horneando nuestras emblemáticas galletas con chips de chocolate una mañana, mi hija me hizo una sencilla pregunta: “Mamá, ¿por qué te toca leer la sura Al Kahf cada viernes?”.

“No es que me toque, cariño. Escojo leerla por muchas razones. Una de ellas es porque nuestro Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) dijo que leer el capítulo de “La caverna” protege a los musulmanes de los males del Anticristo cuando aparezca, que será la prueba más difícil que la humanidad tenga que enfrentar”.

“¡Pero en todo el capítulo no dice nada sobre el Anticristo! ¡No entiendo! ¿Dónde está la conexión?”, preguntó ella.

“Si te doy todas las respuestas, ¿cómo vas a aprender? ¡Averígualo!”.

Sí, eso es lo que suelo decir cuando me veo atrapada.

Y de repente caí en cuenta de que no tenía ni idea por qué leía la sura Al Kahf los viernes, ni por qué el Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) dijo que iluminaba toda nuestra semana entera, ni cómo podía protegernos de las peores aflicciones de este mundo. Así es que, después de esconderme varias noches de mi hija para hacer mi investigación, finalmente descubrí algunos secretos de las cuatro historias relatadas en este bello capítulo del Corán, y esto fue lo que encontré:

El secreto de la fe

El primer relato divino es sobre un puñado de jóvenes muchachos que, comprometidos con el monoteísmo y de una percepción superior a su edad, dejan sus familias y su vida atrás para tomar refugio en una cueva en medio del desierto. Teniendo como única arma su fe en Al-lah, escapando de las religiones corruptas de su tiempo, solo para despertar 309 años después en una ciudad totalmente habitada por creyentes. Su fe fue puesta a prueba y ellos la pasaron sin la menor complicación. ¿Verdad?

No nos equivoquemos. Esta historia es un recordatorio de que nuestra fe también será puesta a prueba. Aun siendo el Islam la religión de mayor crecimiento en el mundo, los musulmanes hoy son rechazados y degradados como si fueran ciudadanos de segunda clase. Nuestra fe es puesta a prueba cada vez que salimos de nuestra zona de confort.

¿Cuántas veces ha sido detenido en un aeropuerto con la descarada insinuación de que usted es un terrorista? Yo una vez fui escupida en Disneylandia, solo porque llevo el velo. Y mientras los impases pueden ser mínimos o extremos, Al-lah nos da el esquema para pasar estas pruebas (justo después de contar esta historia de los “durmientes”). Los versos explican que el secreto de preservar nuestra fe está en la paciencia y en rodearse de creyentes. La buena compañía es la mejor manera de salvaguardar nuestra fe.

El secreto de la riqueza

La siguiente historia habla de un hombre rico que presumía de sus posesiones frente a su amigo menos afortunado. Las riquezas de este hombre lo hacían sentir autosuficiente y seguro de sí mismo, olvidando que todo puede desaparecer en un abrir y cerrar de ojos. La verdad es que nada en este mundo dura para siempre, y recordar esto es nuestra clave para sobrellevar la pesada prueba de la abundancia.

En nuestro tiempo, todo se trata de quién maneja el carro último modelo, quién compró la cartera diseñada en edición limitada y que NO estaba en descuento. Siendo serios, ¿qué diferencia hace todo eso? ¡Todos vamos a ser enterrados bajo tierra en completa soledad!

Dios nos da la respuesta de esta prueba, nuevamente, justo después del relato de los dos hombres y el jardín. El secreto para no dejar que la fortuna nos ciegue, es hacer más actos de caridad y ayudar a los demás.

El secreto del conocimiento

Durante su viaje con Al Jidhr, el Profeta Moisés aprendió la más grande de todas las lecciones: la sabiduría divina puede en ocasiones estar escondida detrás de lo que podemos percibir como malo o perjudicial. Entonces, tenemos que prestar mucha atención y mirar con discernimiento por debajo de la superficie. Del mismo modo en que podemos perder nuestra fe y enceguecernos por la riqueza mundanal, también estamos en riesgo de ser consumidos por el síndrome del “yo sé más y mejor”, y esto en sí ya es una prueba difícil.

¿Cómo podemos superar este tipo de presunción y los límites de nuestro propio conocimiento y experiencia? Al-lah nos da la solución a lo largo de la narrativa, diciéndonos cómo este bendito Profeta, él mismo, el Mensajero de Dios, fue lo suficientemente humilde para seguir órdenes. Al final aprendió la sabiduría divina y la bondad oculta detrás de cada encuentro aparentemente injusto.

La humildad frente a Dios ha sido siempre y siempre será la vía dorada hacia el conocimiento y el éxito.

El secreto del poder

Por último, está la historia de un gran rey al cual le fue dado un inmenso poder. Viajó alrededor del mundo con el único propósito de ayudar a la gente y compartir la palabra de Al-lah. El secreto para mantener la supremacía es usarla para el bien, y permanecer consciente del hecho de que no puedes hacerlo solo.

El rey fue capaz de contener a Gog y Magog únicamente con la ayuda de gente a la que difícilmente podía entender. Es la unidad por un propósito lo que nos permite mantenernos de pie frente al enemigo; tristemente, esta no es la condición de los musulmanes hoy en día.

Los versos aquí mencionados nos ayudan a mantener nuestros poderes en contra del Anticristo: la sinceridad en todas nuestras acciones y el recuerdo constante de que, en el Día del Juicio, no tendremos ninguna autoridad frente a los propósitos de Al-lah, el más Poderoso de todos.

Si estos secretos nos sirven como un recuerdo semanal y una fuente de luz, entonces los puntos están conectados para formar la más sofisticada protección. Puesto que el Anticristo (Ad-Dayyal) va a llegar exactamente con esas cuatro tentadoras seducciones.

  1. Nuestra fe será puesta a prueba cuando el Anticristo le pida a la gente que lo adoren a él en vez de a Al-lah.
  2. Seremos tentados por su riqueza cuando veamos que los tesoros del mundo lo sigan como un enjambre de abejas.
  3. Su aparente conocimiento va a abrumar a la gente cuando lo vean regresar los muertos a la vida.
  4. Y su aparente poder para pedir lluvia al cielo y controlar la mayoría de los lugares de la tierra va a cegar a la gente para [cumplir con] su tóxica misión.

Esta es la cuestión con el Sagrado Corán: nunca es ni fortuito ni irrelevante. Cuanto más lo leamos, pidiendo entendimiento, más nos develará sus secretos. Y con su sobrecogedora belleza y serenidad, no puedo más que buscar refugio junto a Al-lah en “La caverna”: ese abrazo portador de seguridad donde Al-lah desbloquea y abre las puertas hacia Su Misericordia.

{Diles: “Yo no soy más que un hombre a quien se le ha revelado que solo deben adorar a Dios, su única divinidad. Quien anhele encontrarse con su Señor [y que Él esté complacido], que realice obras piadosas y que no adore a nadie más que a Él”} [Corán 18:110].