El reto del Corán árabe para los lectores hispanos (parte 2 de 2)

El lector novato del Corán necesita estar informado de que cada sura ha llevado tradicionalmente −por conveniencia o referencia− uno o más nombres que no hacen parte del texto revelado, sino que han sido escogidos de alguna palabra árabe que aparece en algún lugar dentro de la sura (capítulo), pero que no necesariamente es relevante para cualquier tema general de dicha sura.

El lector primerizo también debe ser consciente de que los eruditos han clasificado cada uno de los 114 capítulos del Corán y han etiquetado cada uno de ellos como revelados en la ciudad comercial de La Meca −los primeros 10 años de la Revelación, caracterizados por un contenido rico en creencia básica y confianza en Dios− o revelados posteriormente en la comunidad del oasis agrícola de Medina −donde la comunidad musulmana estaba más segura y lista para la instrucción práctica que regularía sus vidas personales, su sociedad y su Estado−.

La tabla 1 expone la aplicación de estas dos categorías en bloques aproximados:

Tabla 1: Bloques de suras mecanas y medinenses dentro de los grupos de suras[1].

GrupoSuras mecanasSuras medinenses
I12-5
II6-78-9
III10-2324
IV25-3233
V34-4647-49
VI50-5657-66
VII67-109110-114

Los eruditos les han asignado a las suras y a secciones de las suras un período u otro con base en cosas tales como las reglas prácticas vs. la guía espiritual, características literarias del texto, y correlación con un evento de un período de tiempo o una ubicación conocidos de forma independiente.

Las suras más largas están ubicadas al inicio del Corán, y también están compuestas de aleyas largas con estructuras de oración complejas. Las características literarias de las suras largas −que les dan su coherencia− difieren de las características de las suras cortas. Las aleyas sucesivas del Corán suelen tener una rima final, junto con otras figuras literarias: las suras cortas al final del Corán son más cercanas a la poesía, al contrario de la prosa que es característica de los capítulos largos.

En general, la longitud de las suras disminuye a medida que uno avanza por el Corán. La principal excepción es la primera sura, que constituye un prólogo conformado por siete aleyas cortas, y que fija el tono para el resto del Libro.

A medida que los musulmanes memorizan aleyas (versículos) para recitarlos como parte de su oración ritual, comienzan aprendiéndose las suras más cortas, que son más fuertes en ritmo, producido por una alternación entre sílabas largas y cortas, y que llevan una rima prominente. Estas suras cortas fueron descendidas en gran parte en el período inicial, en La Meca, y proyectan una realidad última o inclinación espiritual.

A pesar de la profundidad de implicación del lector hispano con el Corán árabe, debe ser consciente de que el Corán no es −a diferencia de lo que pudiera asumir− una colección caótica de textos sobre temas tratados a medias y reunidos al azar dentro de una encuadernación. Es, ante todo, un “Libro” en el sentido de un texto firme, proporcionado divinamente para la humanidad. Estos texto y arreglo fijos comprenden, además, un Libro con un tema unificador conjunto: guía para la humanidad. El Libro en su conjunto está compuesto por capas sucesivas de subsecciones, cada una de las cuales tiene su propia progresión en temas unificadores: en los niveles de Libro, grupo, sura, sección y subsección.

De hecho, hay una tradición de investigación que presta atención a la nazm (organización estilística, coherencia o estructura retórica) del Corán, donde se descubre el amud (tema unificador) de cada parte en cada nivel sucesivo. Esta tradición académica es accesible al lector inglés a través de la obra de Mustansir Mir.  En su libro de 1986, La coherencia del Corán, establece lo siguiente como la primera capa de estructura composicional[2]:

Tabla 2: Grupos de nazm, sus suras (mecana/medinense) y sus amud[3].

Grupo de surasSuras (Mecanas)Suras (Medinenses)Grupo de amud
I12-5La ley islámica contra el trasfondo de la Torá: Diálogo con la Gente del Libro.
II6-78-9El Islam como la religión de Abraham:
Diálogo con los quraishitas, que estaban en conflicto con los musulmanes.
III10-2324Dios y el triunfo de Sus profetas; los oponentes sufren una derrota humillante.
IV25-3233Profecía
V34-4647-49Unidad y unicidad de Dios
VI50-5657-66El Más Allá: Propósito, bases de compensación, sus señales, la no intercesión frente a la justicia divina; mandatos
VII67-109110-114Advertencias a los incrédulos

Como se puede imaginar, muchos detalles técnicos y conocimiento de la gramática y la literatura árabe deben ser considerados al trabajar en abrirse camino al nivel de sura y dentro del agrupamiento de aleyas al interior del capítulo. El esquema más amplio de este trabajo académico está disponible en inglés y puede guiar la aventura de lectura a través de su traducción preferida del Libro.

A modo de ejemplo de cómo cada sura tiene su propio amud, su tema unificador, observemos los temas individuales para las suras del Grupo II, con base en la obra de Mir:

Tabla 3: Amud del Grupo II: El Islam como la religión de Abraham

Diálogo con los quraishitas, que estaban en conflicto con los musulmanes

Amud de la sura “Los ganados” (6):   Invitación a los quraishitas para que abracen el Islam
Amud de la sura “Los lugares elevados” (7):       Advertencia de las consecuencias de combatir al Islam
Amud de la sura “Los botines” (8):      Musulmanes unidos en el Islam para defenderse de los quraishitas
Amud de la sura “El arrepentimiento” (9):   Ultimátum para que los quraishitas elijan el Islam, no la guerra

El lector promedio del Corán puede no estar a la altura de una línea de estudio que investigue la estructura esquelética y las características de la composición literaria del Libro, en especial para múltiples niveles de estructura[4]. Sin embargo, es importante que todo lector del Libro Divino sepa que hay una progresión en el contenido, y una profundidad creciente de compromiso con los temas a medida que uno avanza de la primera sura a la última.

La mejor traducción al español para cada lector individual es la que le permita moverse personalmente, absorbiendo suficiente significado obvio del texto como para mantenerlo continuando su viaje. Sí, el Corán puede ser leído en detalle para encontrar matices, pero primero debe ser leído por sus grandes verdades y significados fundamentales.

El musulmán tiene la orden de puntuar su viaje de vida cotidiana con paradas meditativas regulares (oración), para poder evaluarse en ellas con su Señor. Durante esa misma parada, como lo permita su agenda diaria, se está capacitando en su conexión con Al‑lah para ingerir el siguiente segmento de su programa de lectura de la Escritura, manteniendo en mente el hilo temático que atraviesa el grupo, sura o pasaje que está leyendo en el momento.

Leer el Corán no es uno de los pilares del Islam, pero la salá (oración ritual) sí lo es. El Corán involucra la mente del creyente con la comunicación “oficial” de Dios recibida dentro de un ambiente humano holístico durante los días espirituales de la presencia del Profeta Muhammad. Uno no puede realizar la salá sin recitar su primera sura (Al Fátiha, la apertura), que pone en nuestros labios las palabras para renovar nuestra búsqueda continua de la guía divina. Después de Al Fátiha, uno en su oración debe recitar otra porción del texto divino; el orante debe tener en cuenta que cada parte de este Libro es una forma de respuesta a esa petición anterior de guía.

Si uno no puede recitar todo el Libro de memoria para incorporarlo por completo en su oración, al menos puede leer todo el Libro, poco a poco en el tiempo, de cubierta a cubierta. A medida que uno memoriza nuevas aleyas −no importa cuán pocas, día a día−, puede incorporarlas en la parte de la recitación de su oración.

Como cualquier otra tarea compleja, al acercarse al Corán −cuando se hace metódicamente, paso a paso y con las herramientas adecuadas− uno puede esperar resultados gratificantes e incluso inesperados.

{Este es el Libro del cual no hay duda, es guía para los que son conscientes de Dios y le temen devocionalmente…} [Sura La vaca, 2:2].

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[1] Fuente: Mustansir Mir (1986), Coherence in the Quran. Téngase en cuenta que estas categorizaciones no son absolutas y no hay acuerdo académico unánime en todas ellas.

[2] No existe aún una obra similar en idioma español.

[3] La información que se muestra en esta tabla es un resumen del análisis del libro The Coherence of the Quran, hecho por la autora de este artículo.

[4] Un “análisis retórico” completo y meticulosamente detallado está disponible en inglés para la sura “La mesa servida”: Michel Cuypers, The Banquet: A Reading of the Fifth Sura of the Qur’an (Rhetorica Semitica), 2009, Convivium Press. Una obra menos técnica y más asequible en inglés es: Raymond Farrin, Structure and Qur’anic Interpretation: A Study of Symmetry and Coherence in Islam’s Holy Text, 2014, White Cloud Press.