“¡Solo Al-lah puede juzgarme!” Esta frase es dicha con bastante frecuencia, más que todo por aquellos que quieren encontrar una escapatoria para justificar sus acciones cuestionables. En un tiempo donde hay una explosión de conocimiento en el internet y mucha gente está empezando a aprender y practicar su din, hay muchos aun enredados en la telaraña de sus deseos. Muchos musulmanes hoy en día están usando frases como “no me juzgues” o “solo Dios puede juzgarme” para escapar del consejo.
Cuando a los Sahaba se les aconsejaba de tener temor de Al-lah, agradecían a la persona que se los había recordado, con lágrimas en sus ojos. Hoy, si alguien cuestiona nuestro comportamiento, sentimos que estamos siendo acusados o, peor aún, ¡insultados! Y en vez de agradecer, empezamos a discutir con la persona que nos está aconsejando, diciendo: “¡Oye! Tú no eres perfecto, no puedes decirme lo que debo hacer”. Bien, si ese fuese el caso, nadie sobre la tierra a través del tiempo, podría aconsejar a nadie, excepto el Profeta de Al-lah mismo. De acuerdo con los estándares del Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él), estas son excusas débiles que son solo dadas por los inmaduros.
Los compañeros del Profeta pecaron, entonces, ¿quiénes somos nosotros en comparación con ellos? Necesitamos reconocer que pudimos haber cometido algo malo y que tenemos a alguien, como un amigo o familiar, quien se ha tomado el tiempo de venir y aconsejarnos. Si no por amor y cuidado hacia nosotros, ¿por qué a alguien le importaría lo que hacemos? Piénsalo.
Cuando pronunciamos estas palabras, ¿acaso nos detenemos a pensar en sus implicaciones? Al-lah –el Único, de Quien nada está escondido, el que todo lo ve, el que todo lo escucha– ¡es llamado a juzgarnos cuando pronunciamos estas palabras! Y aquí viene el enganche con el pensamiento: “Al-lah es Ar-Rahman y Ar-Rahim, Él me perdonará”. Sí, él podría, pero no si mostramos arrogancia mientras pecamos. También necesitamos recordar que Al-lah es Shadid Al Iqab.
¿Por qué debemos preocuparnos por lo que hacen los demás?
Primeramente, porque Al-lah nos dice que lo hagamos: {Que siempre haya entre ustedes un grupo que invite al bien, ordenando lo bueno y prohibiendo lo malo. Esos serán los bienaventurados} [Corán 3:104].
Segundo, porque si mi hermano en el Islam peca, entonces sí tiene un impacto sobre mí. Si una parte del cuerpo está infectada, debilita a todo el cuerpo. Tenemos la historia de cómo al Profeta Moisés se le negó la lluvia solo por las acciones de un hombre, Al-lah nos dice: {Se puede ver la devastación en la tierra y en el mar como consecuencia de las acciones del ser humano. Han de padecer [el resultado de] lo que cometieron, quizás así recapaciten} [Corán 30:41].
Si la Ummah falla en su obligación de invitar al bien y prohibir el mal, entonces lo malo y la corrupción se esparcirán en la Ummah, y se merecerá la maldición de Al-lah. Al-lah maldijo a aquellos entre los hijos de Israel que fueron infieles, pues no cumplieron con esta importante obligación.
Al-lah nos dice: {Los hijos de Israel que se obstinaban en negar la verdad ya fueron maldecidos por David y por Jesús hijo de María, porque transgredían los límites de la ley y se rebelaban [contra Dios]. No se reprochaban unos a otros los pecados que cometían. ¡Qué perversa era su forma de actuar!} [Corán 5:78-79].
Abu Baker As-Siddiq narró: “Escuché al Mensajero de Al-lah (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) decir: “Cuando la gente ve algo reprochable y no lo cambia, Al-lah los incluirá pronto a todos en Su castigo” (Tirmidhi).
El Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo: “Si ves un munkar (una mala acción), cámbialo con tu mano; y si no puedes, entonces cámbialo con tu boca (habla en contra de ello); y si no puedes ni siquiera hacer eso, entonces recházalo en tu corazón, y este es el mínimo grado de fe” (Muslim).
El Mensajero de Al-lah, en un Hadiz Qudsi nos dice: “Que ninguno de ustedes se menosprecie”. Ellos dijeron: “Oh, Mensajero de Al-lah, ¿cómo podría alguno de nosotros menospreciarse?” Él dijo: “El que encuentra un asunto relacionado con Al-lah sobre el que deba decir algo y no dice nada, entonces Al-lah, Todopoderoso y Sublime, le dirá en el Día de la Resurrección: “¿Qué te prohibió decir algo en cuanto a tal y tal asunto?” Él dirá: “Temí a la gente”. Entonces Al-lah dirá: “Era a Mí a Quien debías temer más” (Sunana Ibn Mayah, isnad débil).
¿Podemos nosotros juzgar?
Tenemos numerosos ejemplos a través de nuestra historia en cuanto a dar nasiha y juzgar a la gente basados en sus acciones. Muchos de los recopiladores de hadices, como el Imam Al Bujari, solía juzgar la confianza en la persona que narraba el hadiz por sus acciones y no por lo “que había en su corazón”, pues eso solo Al-lah conoce.
Omar Ibn Al Jattab dijo: “Ciertamente, en el tiempo del Mensajero de Al-lah (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) la gente era juzgada por la revelación, pero la revelación ha terminado. Ahora juzgamos de acuerdo a las acciones. Quien nos muestre que hace el bien, en él vamos a confiar y a favorecer; y no es nuestro trabajo juzgar sus secretos íntimos, pues Al-lah le pedirá cuentas por ellos. Quien nos muestre maldad a través de sus acciones, entonces en él no confiaremos ni creeremos, aun cuando diga que sus intenciones son buenas” (Sahih Al Bujari).
¿Cómo juzgar?
Al-lah nos dice en el Corán:
- {Pero no, [juro] por tu Señor que no creerán [realmente] a menos que te acepten como juez de sus disputas, y no se resistan a aceptar tu decisión y se sometan completamente} [4:65].
- {Te he revelado el Libro que contiene la verdad para que juzgues entre la gente con lo que Dios te ha enseñado. No seas abogado de los hipócritas} [4:105].
- {Juzga entre ellos conforme a lo que Dios ha revelado, no te sometas a sus deseos y ten cuidado con ellos, no sea que te aparten con engaños de lo que Dios te ha revelado. Si ellos se rehúsan [a seguir lo que has dictaminado], sabe que Dios, a causa de sus pecados, quiere afligirlos. Pero muchas personas [a pesar de las advertencias] son perversas} [5:49].
Todo esto nos lleva a concluir que el criterio por el que se supone debemos juzgarnos es lo que Al-lah ha revelado y las enseñanzas de Su Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él). No debemos dejar que asuntos personales y rencores tomen precedencia sobre nuestros consejos y acciones encaminadas a ordenar el bien y prohibir el mal. Sí, hay también quienes solo cuestionan y juzgan innecesariamente, sin una intención de ayudar a los demás, sino solo por mostrarse como superiores. La crítica constructiva se ocupa de aconsejar a aquel por quien te preocupas, como si fuese tu propia hermana o hermano.
Algunos dicen tener buenas intenciones, sin embargo, sus acciones son contrarias a lo que dicen. No aceptes la excusa de que el fin justifica los medios. No, las buenas intenciones unidas con actos reprensibles son deficientes, insuficientes, y no sirve de nada solo hablar, tenemos que actuar conforme a nuestras palabras.
Cierto, las buenas intenciones son el primer requisito para agradar a Al-lah, y sabemos que Él juzgará nuestras acciones empezando por nuestras intenciones. Pero entre nuestros hermanos juzgamos por las acciones, mientras abrimos la puerta a la posibilidad de que los hemos malinterpretado. Sin embargo, sus obras reprobables dan lugar a nuestro nasiha, nuestro consejo amable para ellos.
Aquí está lo que debemos hacer:
- Excusar lo más que se pueda a tu hermano o hermana dándoles el beneficio de la duda. Entender el escenario en el que la acción tomó lugar y la situación de quien la realizó mientras estaba cometiéndola.
- Practica tu paciencia al límite. Como dice mi nieto: “La gente que empieza a practicar el din de nuevo son generalmente muy estrictos y se van a los extremos. Olvidan que ellos mismos cometieron pecados una vez y estuvieron al borde del abismo. Si Al-lah no los hubiera salvado, ¿dónde estarían? ¿Cómo se sentirían si ellos fueran tan duramente reprendidos?”
- Mantén un tono calmado que no suene acusatorio y con una sonrisa en la cara. Aparta a un lado a la persona y dile que solo haces esto porque te preocupa y por el afecto que le tienes.
- Habla con sus padres o alguien cercano a él/ella, en quien confíe o al menos le tenga el respeto suficiente para recibir un consejo.
- Primero aconseja en privado, pero si la persona se mantiene en el pecado e incluso invita a otros a cometerlo en público, entonces esa persona merece ser exhortada de una manera más abierta para que se tome precauciones sobre ella. Esfuérzate por aconsejar en privado teniendo husn adh-dhan (pensando bien y excusando) primero que nada y antes de siquiera pensar en proseguir con el siguiente paso.
Aquí está lo que no debemos hacer:
- No debemos decir: “¡Te irás al Infierno!” “¡Oye! ¿Al-lah te ha dicho Su juicio?” No clasificamos a la gente diciendo quien irá al Paraíso y quien al Infierno, eso solamente depende de Al-lah. Lo que decimos a manera de consejo es que esas acciones o su continuación sin arrepentimiento, los puede llevar al Infierno.
- No avergonzamos a la gente en público por sus pecados a menos que un grupo de condiciones se cumplan, pues todos sabemos que la persona no sabía que lo que estaba haciendo era equivocado o ignoraba que hubiesen cometido tal error.
- No acusamos ni tomamos la actitud de “soy más santo que tú”, pues esto no ayudará en nada y solo pondrá a la persona en una actitud defensiva, y entonces todo tu bien intencionado nasiha caerá en oídos sordos. La humildad necesita aprenderse y con ella el adab de dar
“Las palabras más odiadas por Al-lah son cuando un hombre le dice a otro: “Teme a Al-lah”; y él responde: “Preocúpate de ti mismo” (Al Albani, sahih).
Al-lah dice: {Exhorta [con el Corán], porque el recuerdo es beneficioso. Quien tenga temor de Al-lah recapacitará [con tu exhortación], pero el negador de la verdad la rechazará} [Corán 87:9-11].
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