I. Jesús y la Casa de Abraham dividida
A los cristianos no les importa mucho cuando los musulmanes les dicen que los profetas del Antiguo Testamento (la Biblia hebrea) también son profetas del Islam, pero se preocupan mucho cuando descubren que Jesús (la paz sea con él), su salvador especial, es un Profeta amado en el Corán. Muchos cristianos convertidos al Islam afirman que han mantenido las mejores cualidades morales del Jesús cristiano, al tiempo que las refuerzan con el ejemplo del último de los mensajeros de Dios, el Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él), solo el Islam los hace sentir completos como creyentes, lo describen como la conclusión más natural de sus viajes.
Algunos musulmanes visten consignas como “yo amo a Jesús y lo sigo porque soy musulmán, ¡y él también lo era!”, o “todos los viernes son Viernes Santo”. Los cristianos se sienten ofendidos por “ustedes tienen la cruz, pero nosotros tenemos a Jesús”. Algunos se enojan lo suficiente como para citar con aprobación el “movimiento interno”: si buscas a Jesús en el Corán, finalmente encontrarás que él señala al Cristo del Nuevo Testamento, si realmente buscas a Al-lah, encontrarás al Jesús divino. Algunos musulmanes que eligen seguir a Cristo afirman que, en retrospectiva, para ellos la visión islámica de Jesús (la paz sea con él) es una parodia y una caricatura de las convicciones cristianas ortodoxas sobre su naturaleza y su persona.
Dos pueden jugar esos juegos de despojar al rival, y con consecuencias fatales, a diario a nivel global. Nuestra preocupación no es la puntuación polémica ni el combate y la controversia, sino más bien un anhelo sincero por la verdad. ¿Pueden los musulmanes ser seguidores leales y sinceros de Jesús (la paz sea con él)? ¿Pueden ser leales al mensaje de Jesús sin hacerse cristianos? Algunos cristianos pueden responder que solo convirtiéndose pueden ser leales al verdadero Jesús.
¿Un musulmán se puede comprometer con Cristo y convertirse en un seguidor concienzudo de Jesús de Nazaret, el sello de los profetas de Israel? Esta pregunta no surge de manera comparable para los judíos, nunca como parte de su fe. Los judíos mesiánicos son vistos por los demás judíos como judíos solo de nombre, y en realidad cristianos. Muchos bromean diciendo que ellos solo son judaizados, no judíos. Sin embargo, algunos judíos modernos quieren reclamar y rehabilitar al Jesús judío como un predicador sabio que fue malentendido por su propia tribu, tanto por sus enemigos fariseos como por sus seguidores cristianos. De nuevo, algunos hindús prominentes como Mahatma Gandhi, en su lucha contra el imperialismo británico, optaron por honrar a Jesús de Nazaret como defensor del pacifismo en el contexto de la brutalidad del Imperio Romano. El hinduismo no requiere tal posición. Cualquiera, religioso o secular, puede optar por respaldar la sabiduría moral de las enseñanzas de Jesús.
No es opcional para los musulmanes, ya que ellos tienen, en cierto sentido, información privilegiada con respecto al cristianismo, ya que su fe les exige creer en Jesús (la paz sea con él). La perspectiva musulmana sobre Jesús es única. Los musulmanes declaran, sobre la autoridad del Corán y de los dichos auténticos del Profeta, que la suya es la visión teológica completa y correcta del origen milagroso de Jesús, su verdadera identidad, naturaleza, enseñanzas y ministerio. Esta afirmación se ofrece para rivalizar con la que se encuentra en el Nuevo Testamento y en la posterior tradición dogmática cristiana. Así como los cristianos dicen que los judíos han rechazado y malentendido a Jesús, los musulmanes dicen que los cristianos han rechazado y malentendido al verdadero Jesús, a favor de sus propias doctrinas inventadas acerca de su naturaleza y su mensaje reales. La persona de Jesús es tanto divisoria como decisiva para las relaciones entre los primos abrahámicos, en especial entre los dos superpoderes religiosos globales, el cristianismo y el Islam.
¿Acaso Jesús (la paz sea con él) pretendió dividir la Casa de Abraham? ¿Y el último Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) reunió exitosamente a esa familia? Incluso lo que tienen en común no necesita unirse en la familia abrahámica, como tampoco en ninguna familia humana. Trágicamente, las personas a menudo luchan contra aquellos con quienes más comparten.
El Jesús (la paz sea con él) del Corán fue un Profeta maestro, honrado por los comentaristas como uno de los cinco principales mensajeros de Dios, “el grupo de resolución firme” (Corán 46:35) que incluye a los campeones principales del monoteísmo, profetas como Abraham y Moses. De hecho, todos estos profetas proporcionan excelentes ejemplos para la conducta, y el Corán señala a Abraham por ser como el Profeta Muhammad, un modelo a seguir para todos los creyentes (Corán 60:4; 33:21).
Los cristianos afirman que el Jesús (la paz sea con él) terrenal reflejó el poder, la presencia y el propósito de Dios el Padre. Los musulmanes proclaman que Muhammad (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él), como el último Profeta de Dios, también reflejó el poder, la presencia (en un sentido diferente) y el propósito divinos, sin ser Dios encarnado.
Luego de presentar el problema de la identidad de Jesús en la siguiente sección, profundizaremos y ampliaremos nuestras investigaciones en las secciones III y IV, a fin de proporcionar un relato bíblico de su vida y ministerio. En las secciones V y VI examinaremos dos áreas prácticas de desacuerdo sobre la misión y el papel de Jesús (la paz sea con él) en la historia. En un intermedio en la sección VII señalamos la aparición de un punto muerto dogmático aparentemente permanente acerca de su supuesta divinidad. El resto del ensayo procura resolver o evitar este antiguo estancamiento sobre la naturaleza y el significado de Jesús en la historia sagrada. Examinaremos en la sección VIII su autoimagen a fin de romper el estancamiento. En la penúltima sección localizamos un consenso ético interino que nos permitirá competir unos con otros en las buenas obras (Corán 2:148) y, al mismo tiempo, aplazar para la otra vida la resolución de los puntos dogmáticos muertos. Este terreno moral práctico compartido para lograr el bien común tiene un potencial ambiguo: lo que se mantiene en común puede unir y dividir. Pensemos en las rivalidades familiares. En la última sección, señalaremos que los musulmanes pueden seguir el ejemplo de Jesús (la paz sea con él), uno de los grandes profetas de Dios.
Continúa en la parte 2 de 6.
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