En la primera parte de este artículo compuesto por dos partes, insinuamos que la palabra moderna del español “temor” carece del sentido de admiración y respeto que se debe percibir cuando hacemos referencia a Al-lah, perdiendo entonces la esencia del término Taqwa, un concepto clave en el Corán. Cuando se exhorta al musulmán: “¡Itaqu Al-lah!” (¡Teme a Al-lah!), se le está recordando que nuestro Señor está más allá y por encima de lo que nuestra comprensión puede abarcar y, por lo tanto, tenemos una necesidad apremiante de la instrucción profética que Al-lah nos ha enviado. Solo el temor y la sumisión son respuestas apropiadas a la guía que Él nos envía para conducir nuestras vidas de forma exitosa en este mundo.
Cultivar el estado de Taqwa
Temer a Al-lah es tener conciencia de que la presencia de Al-lah todo lo permea, de modo que nos abstenemos de ser ingratos o de cometer malas acciones, por una parte; y por otra parte, que sepamos apreciar las oportunidades que tenemos para agradecer a Dios y participar haciendo buenas acciones: {Tengan temor de Dios tanto como puedan. Escuchen y obedezcan [la revelación], y hagan caridad, porque es lo mejor para ustedes mismos. Sepan que quienes luchen contra su propia avaricia serán los triunfadores} [Corán 64:16]; y: {… A quien tenga temor de Dios, Él le perdonará sus malas obras y le aumentará su recompensa} [Corán 65:5].
¿Cómo sabemos cómo agradar a Al-lah, a Quien tememos no complacer? {Dijo [Noé]: “¡Pueblo mío! Soy un amonestador que Dios les ha enviado para que les hable con claridad, así que adoren y tengan temor de Dios, y obedezcan lo que les indique, porque si lo hacen Dios perdonará sus pecados y les concederá vivir hasta el plazo prefijado. Pero sepan que cuando el plazo fijado por Dios los alcance, no podrá ser retrasado. ¡Si tan solo supieran!”} [Corán 71:2-4].
Agradamos a Al-lah siguiendo (lo que equivale a obedecer) la guía dada a nuestro Profeta (La paz y las bendiciones de Al-lah sean con él):
- {Por eso Dios lo castigará en la otra vida [al Faraón], pero también en esta. En esta historia hay motivo de reflexión para quien tiene temor de Dios} [Corán 79:25-26].
- {[¡Oh, Muhammad!] Haré que recites [el Corán] y no lo olvides. Salvo que Dios quiera, pues Él conoce lo manifiesto y lo oculto. Te dirigiré por el camino de la facilidad. Exhorta [con el Corán], porque el recuerdo es beneficioso. Quien tenga temor de Dios recapacitará [con tu exhortación]} [Corán 87:6-10].
- {A quien dé caridades, tenga temor [de Dios] y crea en los valores más sublimes, le facilitaré el camino del bien} [Corán 92:5-7].
- {En cambio, los que creen y obran rectamente son lo mejor entre todos los seres creados. Ellos recibirán como recompensa de su Señor Jardines del Edén por donde corren ríos, en los que estarán eternamente. Dios estará complacido con ellos y ellos lo estarán con Él. Esto es lo que aguarda a quienes hayan tenido temor de Dios} [Corán 98:7-8].
En cuanto a aquellos que confían (y “temen”) en Al-lah, y confían en Sus guías proféticas, no tienen motivos legítimos para olvidar su temor debido a las circunstancias y dificultades de esta vida: {Quienes digan: “¡Nuestro Señor es Dios!, y luego obren correctamente, no tienen de qué sentir temor ni estar tristes [en el Día del Juicio Final]} [Corán 46:13].
La sociedad justa
La tarea de los creyentes de construir una sociedad justa en esta tierra requiere una confianza tan fuerte en el Islam que uno se debe preguntar cómo esto puede ponerse en marcha y mantenerse. Sin alardear y sin filosofar, Al-lah nos prescribe sencillos principios de protocolo, en los cuales todos y cada uno de los creyentes debe participar: {¡Oh, creyentes! Den en caridad de las cosas buenas que hayan adquirido y [también] de lo que les he hecho brotar de la tierra, pero no elijan lo deteriorado para dar caridad, así como tampoco lo tomarían para ustedes mismos, salvo que fuera con los ojos cerrados. Sepan que Dios es Opulento, Loable. El demonio los atemoriza con la pobreza y les ordena hacer lo que es inmoral, mientras que Dios les promete Su perdón y Su generosidad. Dios es el Más Generoso, todo lo sabe. Dios concede la sabiduría a quien quiere, y sepan que a quien le haya sido concedido este don ha recibido una gracia inmensa. Solo reflexionan los dotados de intelecto. Los pagos de tus obligaciones o las promesas que hagas, Dios los conoce; pero quienes incumplan no tendrán quién los auxilie [el Día del Juicio]. Hacer caridad públicamente es una obra de bien, pero si lo hacen en privado y se la llevan a los pobres será mejor aún. A causa de esto Dios perdonará algunos de sus pecados. Dios sabe todo lo que hacen. No es tu responsabilidad [oh, Muhammad] que la gente decida seguir la guía [una vez que se la has enseñado], porque Dios guía a quien quiere. Toda caridad que den es en su propio beneficio, pero no den caridad a menos que sea anhelando el rostro de Dios. Lo que hagan de bien les será recompensado sin mengua alguna} [Corán 2:267-272].
Este programa de bienestar puede comenzar incluso sin organizar mecanismos formales. Depende también de donantes individuales y “temerosos de Dios”, que dan a quienes lo necesitan con la consciente motivación de someterse a Al-lah.
Tener cuidado con el adversario
Una de las principales cartas con las que juega Satanás contra el creyente es la de generar en su interior el temor a la pobreza: {El demonio los atemoriza con la pobreza y les ordena hacer lo que es inmoral…} [2: 268].
No debemos asustarnos (emoción negativa) de Satanás. Por el contrario, y en contraste, debemos “temer a Al-lah” (una confianza positiva en nuestro bondadoso Señor).
¿Cuál es entonces el antídoto para nuestros miedos hacia Satanás cuando estos miedos se nos presentan por sí mismos en la vida diaria?
{Los piadosos, cuando el demonio les susurra, invocan a su Señor y entonces pueden ver con claridad. Pero los demonios persisten en mantener a sus secuaces en el extravío, y no se cansan de hacerlo} [Corán 7:201-202]; {Cuando recites el Corán refúgiate en Dios del demonio maldito. El demonio no tiene poder sobre los creyentes que se encomiendan a su Señor. Solamente tiene poder sobre quienes lo toman como aliado protector y aquellos que lo adoran asociándolo [en el poder y la adoración] a Dios} [Corán 16:98-100].
¡Incluso Satanás teme a Al-lah!
Por debajo de sus engaños y jadeos, Satanás promete lo que no puede cumplir, para al final también tener que admitir que él también “teme a Al-lah”: {El demonio les hizo ver que lo que hacían era lo correcto, y les dijo: “Hoy nadie los podrá vencer, yo estoy junto a ustedes”. Pero cuando los dos bandos se divisaron, [el demonio] huyó diciendo: “Yo no soy responsable de lo que hacen, pues veo lo que ustedes no pueden ver, yo tengo temor de Dios, y Dios es severo en el castigo”. En ese momento los hipócritas y quienes tenían el corazón enfermo [con incertidumbre] dijeron [acerca de los creyentes]: “Estos están enceguecidos por su religión”. Quienes se encomienden a Dios sepan que Él es Poderoso, Sabio} [Corán 8:48-49]; y: {Como el demonio cuando le dice al hombre: “¡Niega la verdad!”. Pero cuando este le obedece, dice: “Yo no soy responsable de ti, yo temo a Dios, Señor del universo”. El final de ambos será el Infierno donde sufrirán eternamente. Este es el final de los injustos} [Corán 59:16-17].
Justicia en las elecciones y conocimiento de sus consecuencias
El temor personal de Al-lah y el horror que cada quien siente por los encantadores engaños de Satanás y que son causa de nuestro alejamiento del camino recto de Al-lah, son ambos fuertes sensaciones que involucran tanto desafíos como motivaciones lo suficientemente fuertes como para someternos a las benditas intenciones que Al-lah solicita de nuestra parte. Como musulmanes estamos llamados a experimentar ambos sentimientos de manera balanceada, como un proceso natural de nuestro personal aprendizaje en el camino de someternos a Al-lah en total confianza.
Para aquellos tiempos en los que olvidamos Quién es nuestro Señor y para cuando no estamos tan preparados para responder apropiadamente a la misericordia de nuestro Arquitecto, se nos recuerda, en fuertes términos, los desastrosos resultados incorporados dentro de la composición estructural de nuestro mundo natural. Podemos escoger entre acciones que traen recompensa y felicidad para nosotros mismos y para nuestras comunidades, o podemos escoger acciones que traen sufrimiento y arrepentimiento. Al-lah, en el Corán, nos ofrece la elección ya sea de cultivar un saludable “temor de Al-lah” (Taqwa) o de encontrarnos con un temible castigo, merecido a causa de nuestra propia negligencia o desvíos intencionados del camino recto.
Teniendo en mente a nuestro compatriotas judíos y cristianos −sí, incluso a aquellos de entre nuestro círculo de lectores−, recordemos las palabras del libro actual de la Biblia (Proverbios 1:7) asociadas con el Profeta Sulaimán (Salomón), hijo del Profeta Dawud (David). Este “proverbio” sirve para recordarnos que el mensaje de Al-lah a la humanidad ha sido un constante renovar de la misma instrucción práctica: El temor hacia el Señor es el inicio de la sabiduría y del conocimiento.
Nuestro Profeta, Muhammad (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) y el Corán, constantemente nos recuerdan que la Taqwa es la esencia de nuestra intención de complacer a Al-lah.
¡Itaqu Al-lah! ¡Teme a Al-lah!.
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