El temor es un sentimiento común, y “asustado” es una palabra que escuchamos con frecuencia. Es en el sentido más antiguo de la palabra española “temor” donde se encuentra la clave del éxito para responder adecuadamente a la guía de Al-lah, y en consecuencia alcanzar sus bendiciones. Al-lah nos repite constantemente en el Corán que “Le temamos” (solo) a Él: ¡Itaqu Al-lah! (¡Teman a Al-lah!).
Taqwa es el nombre formal de este término de la lengua árabe y un concepto islámico clave.
Temeroso versus asustado
Aquel que “teme a Al-lah” no tiene que estar asustado a causa de Él. ¿Cómo es eso? “Asustado” implica un estado de alarma de la consciencia, algo similar a un pánico desconcertante. Lo que asusta causa una pérdida de equilibrio, una ausencia de tranquilidad, o una muerte de nuestro sentido del bienestar resultante de nuestra entrega a los requerimientos que Al-lah nos hace y de disfrutar de las bendiciones de Al-lah.
De manera natural tememos a gente o cosas que percibimos pueden o son susceptibles de hacernos daño o estropear nuestras ambiciones. Pero “temer” tiene tanto connotaciones fuertemente positivas como fuertemente negativas. La guía es fácilmente recibida por quienes “temen” a Al-lah: {Este es el Libro del cual no hay duda, es guía para los que son conscientes de Dios y Le temen devocionalmente, los que creen en lo oculto, practican la oración, dan caridad de lo que les he proveído, y creen en lo que te ha sido revelado [¡oh, Muhammad!] y en lo que fue revelado [originalmente a los profetas anteriores], y tienen certeza de la existencia de la otra vida} [Corán 2: 2-4].
Para quienes aceptan la guía “del Libro”, el Corán, la prosperidad es una promesa. Los guiados son aquellos cuyo temor es hacia Al-lah: {Esos son los que están en la guía de su Señor y serán los bienaventurados} [Corán 2: 5].
Una actitud adecuada hacia nuestro Creador y Sustentador es tan esencial para nuestro bienestar que estamos llamados a organizar nuestros asuntos de tal modo que cuando la muerte llegue –cuando quiera que esto ocurra– debemos encontrarnos en un estado psicológico y espiritual de sumisión (Islam) y entrega total a nuestro Creador. “Islam” es un término descriptivo y funcional y también una calificación para distinguir la revitalización de la revelación que le fue dada al Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él), en oposición a lo que queda de la revelación dada a las comunidades que siguieron a anteriores profetas de Al-lah: {¡Oh, creyentes! Tengan temor de Dios como es debido, y no mueran sino como creyentes monoteístas} [Corán 3:102].
Claramente, el mensaje funcional es que debemos estar atentos a vivir acorde a nuestra nominación como “musulmanes”, es decir quienes estamos en sumisión a Al-lah, en tiempos tanto buenos como malos: {Hay gente cuya fe está siempre al borde [de la incredulidad]. Si les ocurre un bien se sienten tranquilos; pero si les ocurre una desgracia reniegan de la fe, perdiéndose la recompensa de este mundo y el otro. Esa es la auténtica perdición} [Corán 22:11].
Temor saludable versus temor malsano
La actitud saludable de “temer” a nuestro benévolo Señor suele quedar desplazada y corrupta por nuestro principal adversario (Satanás), causándonos estar aterrados con él y en consecuencia haciéndonos caer bajo su presión para hacer el mal, pudiendo utilizar nuestro temor natural o lo que la gente nos pueda hacer: {Así [es la estrategia del] demonio, que intenta atemorizar a quienes lo siguen. Pero no le teman a él, sino que témanme a Mí, si son verdaderamente creyentes} [Corán 3:175].
Estamos advertidos para no caer en las seducciones de Satanás, sino para que más bien “temamos a Al-lah”. Cuando tememos a otros distintos de Al-lah, perdemos Sus bendiciones. Perdemos nuestra vía cuando nuestra conexión con Él se rompe. Si Al-lah protegió a los creyentes en el pasado, podemos contar con que hará lo mismo con nosotros: {¡Oh, creyentes! Recuerden las bendiciones que Dios les concedió cuando sus enemigos intentaron agredirlos, pero Dios los protegió. Tengan temor de Dios, y que los creyentes solo se encomienden a Dios.} [Corán 5:11]. Y: {Di: “No se puede equiparar lo malo y lo bueno, así que no te dejes engañar por la abundancia de lo malo. Tengan temor de Dios, ¡oh, gente que reflexiona!, que así tendrán éxito”} [Corán 5:100].
Aprovechando la consciencia de Dios
¿Cómo puede uno aumentar el propio y saludable “temor de Al-lah”? Invocando (solo) a Al-lah para suplir nuestras necesidades y para abstenernos eficazmente de actos malvados. Y muy especialmente, regularizando nuestra práctica de la oración, el Salat: {Di: “¿Acaso debemos invocar en lugar de Dios algo que no puede beneficiarnos ni perjudicarnos? ¿Debemos dar marcha atrás luego de que Dios nos ha guiado? Seríamos como aquel a quien los demonios han seducido y camina desorientado por las pasiones terrenales, a pesar de tener amigos que lo llaman a la guía diciéndole: ‘Ven con nosotros’”. Di: “La guía de Dios es la verdadera guía, y nos ha sido ordenado entregarnos libremente al Señor del universo, hacer la oración y tener temor de Él, porque es ante Él que seremos resucitados”} [Corán 6: 71-72]; y: {Invoquen a su Señor con humildad en privado. Él no ama a los transgresores. No siembren corrupción en la Tierra después de que se haya establecido en ella el orden, e invóquenlo con temor y esperanza. La misericordia de Dios está cerca de los que hacen el bien} [Corán 7: 55-56].
Compartir libremente los propios recursos, como actos de caridad (zakat) hacia los necesitados, está también asociado con la adecuada moderación de nuestra lengua y de nuestras elecciones con “temor” de la aceptación de Al-lah: {Las mezquitas de Dios deben ser construidas y mantenidas por aquellos que creen en Él, en el Día del Juicio, cumplen con la oración, pagan el zakat, y no temen sino a Dios. Porque ellos son los que siguen la guía} [Corán 9:18].
El “temor” de Al-lah se asocia en su sentido positivo con la confianza en Al-lah incluso en las circunstancias más difíciles, como por ejemplo durante las terribles conmociones de la llegada de la Última Hora, cuando la tierra convulsione preparándose para el Juicio Final: {¡Oh, gente! Tengan temor de su Señor. El terremoto que ocurrirá cuando llegue la Hora [del Juicio] será algo terrible} [Corán 22:1].
Quienes confían en otros distintos de Al-lah, ellos también se encontrarán a sí mismos “guiados”, pero no hacia una recompensa gratificante: {Fue decretado que a quien lo siguiese, él lo extraviará y lo conducirá al castigo del Infierno} [Corán 22:4].
El comienzo de la sabiduría
Incluso a los profetas se les tuvo que recordar su crucial responsabilidad hacia su Señor: {¡Oh, Mensajeros! Coman de las cosas buenas y hagan buenas obras, que Yo bien sé lo que hacen. Esta es la comunidad a la que pertenecen [la de los Profetas], que es una única comunidad, y Yo soy su Señor; tengan temor de Mí} [Corán 23:51-52].
Una vez más, el Corán no habla, en primera instancia, de estar “asustados” o “temerosos” de Al-lah, habla de ser y estar plenamente conscientes de Él, admirados y en deliberada sumisión, lo que conlleva a confiar en la guía y provisión de Al-lah, y a actuar en consecuencia.
Sí, si sabemos que hemos perdido nuestro saludable “temor de Al-lah”, entonces podemos justificadamente sentirnos temerosos de haber disgustado a nuestro Señor. Es normal un estado de profunda perturbación frente a la perspectiva de perder lo mejor que se tiene en la vida.
Mientras que Al-lah nos ordena que Le “temamos” –lo que significa, respetarlo con admiración y en sumisión a Él–, también balancea esta orden asegurándonos Su misericordia y Su provisión para con nosotros, de modo que podamos retornar a la correcta condición humana de sumisión a Al-lah: {Cuando se presenten ante ti aquellos que creen en Mis signos, diles: “¡La paz sea con ustedes! Su Señor ha prescrito para Sí mismo la misericordia. Quien cometa una falta por ignorancia, y luego se arrepienta y enmiende, sepa que Dios es Absolvedor, Misericordioso”} [Corán 6:54].
Como seguidores del Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él), nos es recordada la clave del éxito: {No cabe duda de que aquellos que tienen temor de su Señor, aquellos que creen en los signos de su Señor, aquellos que no dedican actos de adoración excepto a su Señor, aquellos que dan en caridad parte de lo que se les ha concedido, y aun así sienten temor en sus corazones porque saben que comparecerán ante su Señor, ellos se apresuran a realizar obras de bien, y son los primeros en hacerlas.} [Corán 23:57-61].
“Temer” a Al-lah es estar “atemorizado” de no agradar a nuestro más confiable y seguro Mentor y constante Confidente. Esto es un temor saludable. El musulmán quiere someterse a la guía de Al-lah porque ella o él desea, más que cualquier otra cosa, complacerlo. Y aquello que nos lleva hacia Su complacencia va de la mano con aquello que nos aleja de lo que Él desprecia: {que tienen temor del castigo de su Señor, siendo que nadie está a salvo del castigo de su Señor. Los que preservan su sexualidad al ámbito conyugal o lo que posee la diestra, ya que eso no es censurable. Quien traspase este límite, sepa que es un trasgresor. Y los que devuelven los depósitos que se les confían y respetan los acuerdos que celebran, que son veraces en sus testimonios y que cumplen con las oraciones prescritas, estos serán honrados con jardines del Paraíso} [Corán 70:27-35].
Continuará, in sha Al-lah.
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